El Poder de los Mundos Sutiles
Todos tenemos un "sexto sentido" que nos permite hacer magia y podemos potenciarlo siendo conscientes de los pequeños milagros diarios.
Existe magia en los pequeños acontecimientos que tienen lugar en la vida cotidiana, los cuales nos maravillan porque no somos capaces de darles una explicación racional.
Cuando nos asombramos ante las "casualidades" o sincronismos, tenemos la impresión de estar viendo los hilos invisibles de la realidad, de la auténtica realidad como si pudiéramos mirar el tapiz de la vida.
Eso que muchos llaman “sexto sentido” está presente en la vida de todas las personas y se puede potenciar prestando atención a los pequeños milagros diarios. De hecho, ésta es una de las características de la magia sutil que crece a medida que tomamos conciencia de ella. Como el electrón que solamente se activa cuando el físico cuántico lo está observando. No obstante, para detectar y multiplicar la magia sutil, primero debemos graduar nuestra mirada.
La humanidad se ha esforzado a lo largo de los años en mirar y buscar a a lo lejos, todo lo que nuestra visión ordinaria no puede ver. Hemos fabricado telescopios y enviado naves a explorar los confines del universo, pero somos incapaces de ver lo que tenemos cerca. Tal vez porque, como decía Saint-Exupéry: “Lo esencial es invisible a los ojos.” Y de todo lo que nos rodea, nada resulta más desconocido al ser humano que su propia naturaleza.
La historia y la biología nos cuentan de dónde venimos y los expertos en tendencias trazan un mapa del futuro hacia el que vamos, pero ¿quiénes somos en realidad? ¿Cuál es nuestra esencia; aquello que nos hace únicos? ¿Tiene cada persona un cometido en su paso por el mundo?
Probablemente sí y, una de nuestras misiones en la vida quizá sea averiguar cuál es nuestra misión. Si no lo hemos hecho hasta ahora es porque padecemos miopía espiritual. Cuando aprendamos a mirar de cerca, descubriremos, además, la magia que nos rodea y, por lo tanto, nuestra condición de magos. Debemos darnos cuenta de que nuestra capacidad para obrar pequeños milagros en nuestra vida y en nuestro entorno es ilimitada.
Distinguir lo esencial en la vida
Incluso las personas más prosaicas se curan temporalmente de su miopía espiritual ante la muerte de un ser querido. Al visitar a un enfermo o durante el entierro de una persona querida, todo el mundo limpia su mirada de aquello que es secundario y se centra en las cuestiones fundamentales de su vida. En esos momentos de dolor, podemos discernir qué es lo esencial, lo realmente importante y recuperar el anhelo de una vida más trascendental. Nos proponemos renovar nuestra existencia, así como renunciar a los hábitos inútiles que la lastran.
Lamentablemente, en la mayoría de los casos, a los pocos días la rutina ya ha logrado sepultar todos estos nobles propósitos, nublando nuestra mirada sobre el mundo. Volvemos a funcionar de forma mecánica, arrastrados por la inercia de lo que llamamos obligaciones. Desde ese momento dejamos de ser magos, pues un mago es, sobre todo, alguien que tiene el poder de decidir cuál es su realidad.
La frontera de la vida
En 1992, Lou Reed grabó el disco Magic and Loss (Magia y pérdida) después de vivir la enfermedad y la muerte de dos amigos cercanos. Uno se puede preguntar qué tiene que ver la muerte con la magia. A eso vamos. Vivimos la muerte como un truco de magia incomprensible: alguien que estuvo aquí, de pronto, ya no está. Podemos entenderlo desde la medicina, pero nuestra mente percibe el mundo como una realidad permanente y no está preparada para que desaparezca un conejo en la chistera, así sin más.
Cuando no nos guste nuestra realidad, simplemente tenemos que crear otra donde podamos ser nosotros mismos.
Éste es un enfoque radicalmente opuesto al de la gente que consume la vida buscando culpables o, lo que es lo mismo, los abonados a la queja. El elixir mágico para romper con esa inercia es simplemente asumir el papel de arquitectos de nuestra propia vida.
Las conexiones secretas entre todo lo que existe,son constantes y se producen en muchos ámbitos de la vida. Cuando permitimos que caiga el velo del fatalismo y la incredulidad, un mundo nuevo y de infinitas posibilidades se abre ante nosotros.
Todos somos magos
En cualquier caso, el poder de aquello que no vemos ha sido estudiado por filósofos y científicos de todas las épocas y culturas. Encontraremos que Platón ya hablaba de la magia del amor como una fuerza capaz de derribar cualquier obstáculo. Afirmaba, en ese sentido, que un ejército de amantes jamás podría ser vencido. Del mismo modo, la gesta inexplicable de una madre capaz de levantar un coche de media tonelada para rescatar a su hijo obedecería a este poder. Es ésta una prueba clara de que el amor es capaz de convertirnos en magos.
“Esto es todo lo que tengo que decirte sobre la magia sutil. Aunque no hayas hecho milagros aún, estás lleno de ellos. Recuerda: siempre has sido un mago, lo que ocurre es que hasta hoy no te habías dado cuenta.”

Francesc Miralles

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