La Compasión

El amor tiene muchos grados y formas. El amor universal es el más profundo. Si sentimos piedad por alguien, no se trata solamente de comprender su sufrimiento material, afectivo o su angustia. Debemos llegar a ser como él, debemos tener el mismo espíritu que él.

¿Cómo ayudar? ¿Cómo curar? o ¿Cómo aliviar? Para esto no debemos ver las cosas desde nuestro punto de vista subjetivo, sino que debemos convertirnos en el otro. No debe haber dualidad. No debemos amarle solamente, sino que debemos identificarnos con su espíritu. En el amor egoísta se es siempre dos. La compasión es unidad. Cuando me encuentro con ustedes, me convierto en ustedes mismos.

La verdadera compasión es auténtica simpatía. Debemos olvidarnos de nosotros mismos y convertirnos en el otro. La compasión debe ir siempre acompañada de la sabiduría, deben estar en unidad.
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El mundo entero proclama la compasión, pero en el budismo ha llegado a ser una fuerza poderosa. En el amor existe siempre una dualidad, una oposición entre los miembros de la pareja. En la compasión, los dos seres se funden en uno. El amor es relativo. La compasión es comunión total de los seres. El amor es ciego sin sabiduría. Muchos padres aman a sus hijos con un apego egoísta. Si se está demasiado apegado no se ama verdaderamente, no se siente la verdadera compasión.

SIGNIFICADO DE LA COMPASION

Compasión significa ver con el corazón, ver con sentimiento. El corazón no es el hogar de las emociones; sino el asiento del Amor Universal en el Ser Humano. Es el hogar de la Intuición y de la Conexión Espiritual. Las emociones asociadas con el corazón son la Alegría, la Unidad y el Gozo. Entonces, ver con el Corazón supone ver la Unidad que ustedes comparten con los demás. Y este es el reconocimiento, sentir el gozo de la Fuente Universal en su interior mediante esta conexión y este servicio.

¿La compasión se aprende?
 Desear el bien a los demás sin esperar nada a cambio, ser generosos, compasivos y amar al prójimo de forma incondicional. Son actitudes altruistas y aunque todo lo que he mencionado suena utópico hoy día, estas cualidades se pueden aprender con muchas horas de meditación.
La meditación puede conseguir que las personas sean más compasivas y amables.

¿Pero podemos entrenarnos para llegar a ser compasivos?
La respuesta es "Sí". La gente preocupada por los demás activa áreas cerebrales asociadas a las emociones. Las emociones positivas se pueden aprender de la misma manera que tocar un instrumento musical.

Cultivar la amabilidad y la compasión a través de la meditación afecta a regiones del cerebro que pueden hacer a una persona más empática hacia los estados mentales de los demás. Cuánto más nivel de meditación tenemos más fuerte será la respuesta.

Podemos sacar partido de la plasticidad de nuestro cerebro y entrenarlo para lograr estas cualidades, que además pueden ser útiles para prevenir la depresión. Es especialmente indicado enseñar técnicas de meditación a los adolescentes, ya que es una buena forma para evitar las agresiones y la violencia.

Ya que observar o imaginar el estado emocional de otras personas activa partes de nuestra red neuronal implicadas en reflejar el mismo estado en nosotros mismos, ya sea disgusto, dolor o alegría.


Muchas tradiciones y culturas utilizan la compasión y la amabilidad para aliviar el sufrimiento del prójimo a través de técnicas que incluyen entrenar la concentración, practicar la generosidad, estrategias cognitivas y la visualización del dolor ajeno. Este proceso requiere años de entrenamiento. Lo primero que se recomienda es concentrarse en desear el bien a los seres queridos y, después ir extendiendo estos sentimientos a toda la humanidad, sin pensar en nadie en concreto.


Por Daniel

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