No os preocupéis por saber si vuestros pensamientos y vuestros deseos se realizarán: tarde o temprano lo harán. Inquietaos tan sólo por saber si estos pensamientos y estos deseos son buenos, porque, si no lo son, el día en que se realicen gritaréis, y ya será demasiado tarde para salvaros. Desgraciadamente el hombre, en su estado actual de evolución, lo primero que desea cuando le revelan ciertos medios y posibilidades es utilizarlos en su provecho, para adquisiciones de orden personal y egoísta. Y esto es lo peligroso. Por esta razón, en el pasado, los iniciados no hacían muchas revelaciones sobre el poder del pensamiento. Pero, se hagan o no revelaciones, los seres humanos utilizan inconscientemente este poder, y desean, codician, imaginan... Dejarles, pues, sin explicaciones, no constituye ninguna seguridad, ni para ellos ni para nadie. Es preferible instruirles, pero advirtiéndoles que están en posesión de unos medios que deben aprender a utilizar para el bien, porque si no, todo acaba por volverse contra ellos.

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