Buscando el Sendero


El buscador que ha conseguido que el SENDERO que discurre forme parte de su misma vida, a menudo en forma desconocida o inconsciente, pronto se da cuenta que el avance por aquél no lo separa o aparta del ancho camino de la vida de su mundo cotidiano material o físico, con sus necesidades, deberes y obligaciones ni de todos los demás seres humanos y seres vivientes en general, sino que más bien es una forma de avanzar o transitar simultáneamente por dos senderos; el ancho o mundano y el estrecho o espiritual.
El puede avanzar por ambos simultáneamente, aunque a veces suele detenerse por demasiado tiempo en uno u otro.
El ser humano que llega al Portal, al Umbral del SENDERO de la verdadera vida, y que va adquiriendo más y más consciencia de todo lo que implica. NO suele abandonar por ello aquellos aspectos mundanos que abarcan la vida material, social, sino que INTEGRA o ENTRELAZA el SENDERO en todos los asuntos de su vida cotidiana, convirtiéndolo en la LINEA MAESTRA, en el HILO DORADO, que le sirve de guía en sus pensamientos, ideales, motivaciones y quehaceres, ayudándole a poder implantar un ideal siempre presente y vivo en su interior, para poder convertirlo en meta que PUEDE Y DEBE alcanzar por etapas.
En sí mismo tiene el potencial, todo un mundo de posibilidades que no están limitadas a una sola vida, y que podrá aplicar y plasmar en realidades, y sólo así él será el maestro de su vida.
Sin embargo, cada cual debe andar su camino. Nadie lo puede hacer por él.
Encontrará a otros a lo largo del mismo, bien a su lado, por delante o por detrás de él, pero todos caminando hacia la misma meta: el retorno a la FUENTE.
Debemos, sin embargo, señalar el SENDERO; mostrándolo mediante nuestra conducta para que otros buscadores puedan trasponer el Umbral y acelerar su desarrollo por el Sendero el despertar espiritual, contribuyendo así, no sólo al bienestar y a la felicidad de la humanidad, sino a ser en forma consciente lo que es la finalidad del SER. Significa la evolución de la propia consciencia personal, en forma colectiva la de la humanidad, para retornar por la emanación descendente, ascendiendo hacia la Fuente Divina.
Herbert  Teschendorff- Revista El Rosacruz


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